Hace más de 3.500 años, los indios olmecas sudamericanos utilizaban las semillas de chia como alimento sagrado, pero también la usaban a diario como base de su alimentación.
Con un pequeño puñado, los guerreros aztecas podían andar sin fatigarse y sin tener que comer durante horas, dada sus propiedades energéticas. Pero, con la llegada de los conquistadores españoles, la chia cayó en el olvido.
La chia es un producto natural y muy sano. Posee selenio que nos ayuda a producir enzimas antioxidantes. También otorga vitalidad y fortalece el organismo gracias al potasio, hierro y calcio.
Contiene Omega-3, el ácido graso que el organismo no puede fabricar, y que actúa contra colesterol malo (LDL) y los triglicéridos, y que además interviene en las transmisiones bioquímicas de las neuronas.
También contiene Omega-6 y Omega 9.
Aunque es muy energético, no engorda nada.
Por ejemplo, 100 gramos de semillas de chia contienen 550 calorías, pero además, contiene:
* Fibra: 100% más que cualquier cereal en hojas.
* Calcio: 500% más que la leche.
* Magnesio: 1400 % más que el brócoli.
* Fósforo: 800% más que la leche entera.
* Omega–3: 700% más que el salmón atlántico.
* Potasio 100% más que el plátano.
* Hierro 200% más que la espinaca.
* Selenio 30% más que el lino.
Es muy importante incluirlas en la dieta diaria ya que está especialmente indicada para combatir el colesterol y los triglicéridos altos entre otras dolencias ya que actúa directamente a nivel celular.
Entre sus reconocidas propiedades encontramos que ayuda a mejorar los niveles decolesterol en sangre, como así también regula los triglicéridos altos, el mal de Alzheimer, déficit atencional, embarazos complicados, molestias por lactancia, reuma, artritis, asma, bipolaridad, estrés, depresión, inflamaciones intestinales ( enfermedad de Chron) y beneficia toda la parte muscular en general.
La Chía es ampliamente recomendada por los médicos, las dosis indicada es de 5 gramos diarios para mantener la salud y de 25 gramos cuando hay colesterol alto o alguna otra dolencia más comprometida.
Cuando hay problemas de intestinos como estreñimiento es aconsejable tomarla en ayunas, deben remojarse las semillas en un vaso de agua mineral o hervida previamente y luego fría, durante 1 hora aproximadamente.
De esta manera se formará una especie de gelatina la cual puede guardarse en un recipiente bien tapado durante 30 días en la heladera. Esta gelatina se puede consumir mezclándola con diferentes preparaciones como: ensaladas, arroz, sopas, jugos, yogur, ensaladas de frutas, postres, etc.